"Tiempo de Poesía" . Año 2001

Diálogo

-I-

Quiero ser clara y fina
como arena
adormecida en la playa.

El río murmura infinitas cosas
que no comprendo totalmente
se repite con insistencia entre las sombras
junto al solitario viento
enredado en sus clamores.

Quiero ser clara y fina como el agua
para determinar el curso de la noche.
Alimentarme de voces y de magia.
pero el río murmura cosas
me dialoga en agua
y yo quiero ser clara y fina y entenderlo
pero el río repite y repite cosas
que no comprendo totalmente.

-II-

Tampoco entiendo la oscuridad
de las voces
y la sinrazón de las palabras
el extraño modo de perder las manos
el extraño modo de enmudecer sonriendo.

A veces
cuando lo pienso a solas
no me resigno a esta manera de morir
inventada por los hombres.



Definiciones


Pero esto es la vida.

Un camino a oscuras
que obliga a avanzar
con las manos atentas
buscando faroles encendidos
en la lejanía.

Pasos que avanzan.
Pero esto es la vida.

Una mesa donde conjurar errores
un té amargo
ayeres
intentando un hoy a secas.
Esta cuchara ¿es también la vida?

Incierta y desolada cada tanto
matizada con preguntas en los bordes
de los manteles viejos.

Y esa voz que no me acompañará más
calmando mis temores
debe ser
en consecuencia
dos puntos
y aparte
la vida.


Rincones de infancia

Yo tenía un rectángulo amarillo
madre
y en él dibujaba caballitos de patas cortas
árboles frondosos
y manzanas rojas.

Yo tenía un círculo azul
un rombo negro
y un pájaro sin plumas.

Todo lo guardaba
dentro del rectángulo amarillo
doblado por la mitad
en un hueco
escondido
para el momento que llegaría después.

Y así como vago recuerdos
un Buendía sacaba con cuidado
los caballitos
los árboles
las manzanas
el círculo azul
el rombo
y el pájaro sin plumas.

En ese extraño abanico
asombro de mis ojos
en ese mismo rectángulo
te cuento madre
también se ocultaban mis penas.


Usted señora tiene razón

Esto no se parece a la vida.
Es una cosa rara
apresurada, hostil
y sin control.

Un buen día se descubrió en la calle
rodeada de ruidos casi extraños
neblina gris colándose en las cosas.

Las piernas cansadas de tanto correr
entre pasillos muy largos
balcones lejanos
flores exóticas
ropa arrugada
elásticos rotos
comida casi fría.

Y es invierno
más difícil para contestarse las preguntas.

A veces no le queda tiempo
para tomar un pocillo de café con los amigos.



La Historia

Un camino soleado en medio del frío
un vaso de agua helada
en el día de más sed.
La ilusión de un vuelo.

El me contó la bella historia
de una pirámide de cristal.
Y yo le creí.



Buena memoria

¿Recuerdan a aquel hombre
que en lugar de huir
dejó su cuerpo sentado en una silla?

¿Recuerdan aquella mujer
qué sabiéndolo todo
y sin decir palabra
siguió sacando tierra del galpón?

Dúo de espanto
limpiando está ella por su lado.
El, martillando clavos en la cruz
desde hace tiempo.

No saben qué decir.
Entonces
como ya amanece
creyeron conveniente
y así lo decidieron
pronunciar una palabra
para que al fin
estalle la tormenta.


Final

Aparece
se asoma
en el aullido del barco
en la penumbra del escalón
en el típico salto de la araña en la piel.


Disfrazado y sudoroso
trata de matar
y sólo engaña.



Viejo film

La única compañía de hoy
son las venas de las manos
el anillo de plata
y los gatos sentados en la mesa.

El viejo film muestra la nieve
después un ángel de metal dorado
que duerme junto al velador.

El tambor de lata suena en la oscuridad
el niño rompe los cristales con su voz
estridente.

Sin que se entienda la razón
los brazos se pierden en medio de la niebla.
Los trenes parten
y todo se une y se separa.

El mar, la madre, los peces
los ojos claros del niño
el grito, el tambor
esa mirada
y muchas veces el miedo.
También el miedo de las venas
del anillo de plata
y de los gatos despiertos.

En helada ceremonia
la ficción termina
en un encuadre de andenes vacíos
y nombres blancos
trepando en columnas que anuncian el fin.
Lentamente.


Los otros

La espalda sostuvo la paciencia
las manos apretaron otras manos
se prendieron las miradas.
Atropellados
se preguntaron con temor
por los demás
y sus rectángulos de encierro.
Por los secretos pegados a los muros
los pequeños toques y golpes en la noche
que eran la voz y el fin de los latidos.

Y armando otras memorias
unieron cifras, días, señales
y tantos signos conocidos.

En la plaza
como antes del destierro.




El hombre

Después de una pausa
el hombre vuelve a retomar el camino.

Hubo una larga noche
capaz de madurar el gesto.

Después el reencuentro de todos los días
de esos días que no se acomodan
al viejo silencio.

Cada cosa toma un giro diferente
ahora es más común el grito
menos extraño el dolor
parece lógico escuchar
lo que escuchamos.

Después de una pausa larga,
el hombre ya no puede temblar más.

Y la luz se vuelve necesaria.



Estos poemas forman parte del libro “Tiempo de Poesía”, 

editado en 2001 conjuntamente con las escritoras 
Elsa Gutierrez y Delia Zoireff. (Pcia.Santa Fe)